Comenzaba la gestión de Néstor K y la administración
Descalzo empezó a tomar conciencia que para poder disfrutar del beneplácito
primero y la billetera del poder después, era conveniente incorporar a la
agenda comunal el tema de los derechos humanos.
Digo incorporar porque durante los primeros 8 años de
gobierno descalzista los derechos humanos respetados en actos iban a parar
prácticamente a homenajear a desaparecidos de la última dictadura militar de
reconocida militancia.
SOLO PERONISTA.
Los K siguieron en el poder y Descalzo nombró al frente de
la flamante Dirección de Derechos Humanos a Tina Carrión, reconocida por su
compromiso con esa causa.
Esta toma de posición de los derechos humanos sucedió en
centenares de pueblos y ciudades de la Argentina y sus alcances en la gente
están más allá de preguntarse por qué los K pusieron de moda el tema.
Los adolescentes argentinos de hoy cuando buscan algo
truculento no necesitan pensar en Hitler y sus 10.000.000 de asesinados, saben
que en la Argentina hubo 30.000 desaparecidos y que Videla fue parecido pero
con bigote más fino.
Mi propio grado de tolerancia al horror me dice que esa
medida basta y que con defender esa causa un Presidente es todo lo humano que
debe.
PERO NO ES ASÍ.
Existe hace años una ong formada por un puñado de mujeres y
algún hombre (QUIENES SOMOS se llaman) que lucha por saber cuál es su identidad
biológica y misteriosamente esa gente no nació durante la última dictadura
militar… sino antes y en algún caso después.
A ellos también los “desaparecieron” tal vez de un modo más
sutil y perverso, dejándolos vivir con una identidad falsa el resto de sus
vidas.
Adultos que se enteran que sus padres de crianza no son los
biológicos después de mucho tiempo.
Tal vez el matrimonio K reconocerá alguno de estos dramas en
todas las novelas de la TV pero no hace nada por atender a los 3 millones de
sufrientes.
Y si es verdad que quieren desde el Estado mitigar en algo
todo el espanto producido por la Junta Militar durante los años de plomo van a
posibilitar que en cada Hospital de la Argentina se abran los Libros de Parto
para que NUNCA MÁS alguna mala enfermera en complicidad con padres
inescrupulosos se apropien de un bebé.
Con todo respeto Señora Presidenta, desde Ituzaingó donde
nuestros gobernantes ya hicieron propias sus reivindicaciones y las de su
marido sobre los desaparecidos de la última militar, le pido permiso para
hablar sobre todos los derechos humanos para bien de la Argentina toda.
Daniel Jorge Galst