ABRIL 2010


Comenzaba la gestión de Néstor K y la administración Descalzo empezó a tomar conciencia que para poder disfrutar del beneplácito primero y la billetera del poder después, era conveniente incorporar a la agenda comunal el tema de los derechos humanos.
Digo incorporar porque durante los primeros 8 años de gobierno descalzista los derechos humanos respetados en actos iban a parar prácticamente a homenajear a desaparecidos de la última dictadura militar de reconocida militancia.
SOLO PERONISTA.
Los K siguieron en el poder y Descalzo nombró al frente de la flamante Dirección de Derechos Humanos a Tina Carrión, reconocida por su compromiso con esa causa.
Esta toma de posición de los derechos humanos sucedió en centenares de pueblos y ciudades de la Argentina y sus alcances en la gente están más allá de preguntarse por qué los K pusieron de moda el tema.
Los adolescentes argentinos de hoy cuando buscan algo truculento no necesitan pensar en Hitler y sus 10.000.000 de asesinados, saben que en la Argentina hubo 30.000 desaparecidos y que Videla fue parecido pero con bigote más fino.
Mi propio grado de tolerancia al horror me dice que esa medida basta y que con defender esa causa un Presidente es todo lo humano que debe.
PERO NO ES ASÍ.
Existe hace años una ong formada por un puñado de mujeres y algún hombre (QUIENES SOMOS se llaman) que lucha por saber cuál es su identidad biológica y misteriosamente esa gente no nació durante la última dictadura militar… sino antes y en algún caso después.
A ellos también los “desaparecieron” tal vez de un modo más sutil y perverso, dejándolos vivir con una identidad falsa el resto de sus vidas.
Adultos que se enteran que sus padres de crianza no son los biológicos después de mucho tiempo.
Tal vez el matrimonio K reconocerá alguno de estos dramas en todas las novelas de la TV pero no hace nada por atender a los 3 millones de sufrientes.
Y si es verdad que quieren desde el Estado mitigar en algo todo el espanto producido por la Junta Militar durante los años de plomo van a posibilitar que en cada Hospital de la Argentina se abran los Libros de Parto para que NUNCA MÁS alguna mala enfermera en complicidad con padres inescrupulosos se apropien de un bebé.
Con todo respeto Señora Presidenta, desde Ituzaingó donde nuestros gobernantes ya hicieron propias sus reivindicaciones y las de su marido sobre los desaparecidos de la última militar, le pido permiso para hablar sobre todos los derechos humanos para bien de la Argentina toda.

Daniel Jorge Galst